De lo absurdo de lo moderno.
Siento sus dedos en mis piernas, rodeando mis sensaciones, cobijando mis reacciones, su reflejo, un pedazo de la pantalla, él lejano medita en mi cuerpo, soy de él y su cuerpo lo manifiesta en la imagen, sus pantalones tensos en el la zona de sus expresiones más básicas, estamos juntos con lo inevitable de nuestras distancias, albergamos el deseo y lo exploramos abiertamente a través de lo novedoso de la tecnología, extasiados urgueteamos en nuestros cuerpos pretendiendo que son las manos del otro las que nos tocan, él requiere de más y yo ya no se de mi, a penas me digno a escribir porque lo que quiero es que sus palabras sean sus dedos, que sus frases controlen mis intenciones, converger en la ansiedad mutua, continuar, revolcarnos en este absurdo de lo moderno, violar las prohibitivas, obviar las limitaciones, y dirigir nuestras vidas; exhalo, entonces doy cuenta de que el sistema no funciona, el icono aparece en gris y la pantalla con sus virtudes se ha esfumado, privada de aquel aliciente doy cuenta de mi cuerpo, estoy sola, con una pantalla vacía y las ansias en medio del camino.