Sunday, April 05, 2009

Nunca pelearas por sexo.. sobretodo si no lo tienes.

Era la segunda vez que estaba en esa cama, pero ciertamente la primera en la cual mi cuerpo convergía desnudo sobre esas sabanas esperando lo incierto y anhelando lo imposible.
Lo bese por enesima vez y deja que su boca se dirigiera a mis pechos tensos por la excitación que acumulaba el deseo de acabar de una buena vez con aquella virginidad que me acosaba con una fecha de caducidad que no podía aceptar, tenía 23 años, atractiva (aunque este mal que lo diga), acabada de egresar de derecho pero ciertamente demasiado sola, demasiado entregada a un futuro que no quería. Él se apasiono con mi cuerpo y logro que de mi boca se escapara el sonido de placer que provocaba sentir su sexo cerca del mío, él, lo tomo con sus dedos y lo estimulo gratificando mi cuerpo de maneras inentendibles, pero desistió.... Alborotada por las ansias de culminar ese ciclo que me atormentaba insisti en tenerlo conmigo, pero se alejo, no importaba lo que insistiera alego que no tenia como protegernos de las eventualidades si yo quedaba esperando un crio, yo lo observe enojada, queriendo seguir intentandolo, aplicando variantes, utilizando otras formas de provocar placer y no acabar en un vientre abultado.
Llore aunque le explique mil veces que no era porque lo quisiera, si no porque me sentia miserable entre el rechazo y el recordar que el fue el hombre de una de mis amigas de carrera, fue un juego lo que ocurrio con ella resalto pero con lagrimas en los ojos le recalque que eso no importaba, ella nunca entendería, ella me odiaria.
Asi me vesti como el insistente me obligo y baje de las escaleras sin tener ninguna precaución con ser austera para que ni su madre ni hermana se enteraran de mi inexplicable precensia en aquella casa. Dejame llevarte, me dijo tomandome del brazo, lo aparte, me voy sola, no me importa, no quiero nada contigo, eres igual a P (refiriendome a su amigo con el cual había tenido una incursión que habia terminado en un rechazo inevitable a mi persona) no me compares, yo no soy asi, dejame llevarte, arreglemos esto, no, no y no repetia yo pero no se como termine metida en el auto desligada de mis propias decisiones, probablemente por los inevitables efectos del alcohol y la marihuana en mi cuerpo.
El auto avanza y yo sólo lloro.
El auto llega y me bajo, el intenta, pero nada.
Portazo.

Fin del cuadro

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