De la niña que ya no es
Toda vez que te quiero respondo la llamada con deseo, mis dedos buscan las teclas y mis ojos vislumbran tu nombre, dios, acaso no he pensado en esa llamada toda la tarde? Si y sufro y me muevo por los caudales de la desesperación cuanto anhelo que los deseos se condensen en tu sexo, bah para que más nimiedades sabemos bien que nos gusta decir las cosas por su nombre, en tu miembro, duro, recto, inmenso ante mis ojos de niña que lo contemplan sin vacilaciones, antes evitaba examinarlo ahora deleito con su inmensidad y con lo que estimula al introducirse en mis recovecos, si, claro, hablemos claro, ya lo dije, me pediste que no hablara de sexo oral, dijiste que era “como muy de la realeza” y a decir verdad nosotros ya no estamos para formalidades cuando has explotado en mis entrañas derramando tus jugos en mi boca y yo feliz me he deleitado con ellos, sigue te he pedido porque odio que se acabe, me gusta estar a tu disposición y la verdad ya no lo niego, me calientan tus miradas, me estremecen tus formas y no me molesta expresarlo.. Dios, que fue de la niña que se avergonzaba de si quiera rozar sus labios, de albergar su pene entre sus dedos, a caso ya no existe?
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