Leyes de la vida

_Sí, poseias esa mirada, sí, digo poseias, y no posees, porque luego de los días, de las horas, ya no entiendo de constantes, no se si quiera si existes aun. Bueno, hablaba de tu mirada, sí, es o era de aquellas que no suele interpretar porque más que conseguir alguna noticia real de tus sensaciones sólo me entrego a las dudas de no saber que estas pensando.

_Sí, hablas y no titubeas en ni una sola palabra, las dices todas, exactas y sin vacilaciones, tu cuerpo no se estremece como el mió a cada centimetro de piel labrada, es la mía la que se descabra, con mis movimientos los que no calzan, sí, son mis pensamientos los que se evaporan antes de ponerse en práctica, es mi boca la que no modula con presición, son mis pomulos los que se colorean, son mis actos lo que no tienen concordancia con la realidad, él rie, pero no lo demuestra, yo lo sé, lo conozco, entiendo que puede permanecer impávido y estar desvarajustado por completo, puede tocarme con sus dedos y hablar de política sin perder el hilo de la conversación, puede ser feliz mientras muere de la angustia.
_Toco tu mejilla, me muero de la rabia de no poder tomarme con mis dedos agarrotados y besarte en medio del día, en medio de todos. No puedo fingir.