Leyes de la vida

_De las diversas circunstancias que se derivan de esta semana se instala en mí la duda perpetua acerca de la felicidad.

_La vida no acompaña mi pesar, me desarmo por dentro sin que nadie logre entenerder que día a día sólo puedo continuar por el orgullo, por la esperanza, por la lucha, el amor esta desechado, tirado a la basura, destrúido por todo lo que reune los sucesos, yo no DEBO amar.

_Mientras estoy con las hojas sueltas de la prueba sobre la mesa, observo por tiempos interumpidos la persona de aquel, sí, aquel personaje que en reiteradas oportuniades ha tenido protagonismo en un sueño ilógico, aquel ser al cual ruego no querer jamás, maldito pienso, y derrepente recuerdo que cuento con un tiempo determinado para responder las preguntas dadas para la prueba. De vuelta al contexto de preguntas deseo llorar, esto es una mierda me repito un par de veces, pero la prueba sigue siendo aquel mismo barco zozobrando que no puedo controlar, ni siquiera salvar, por mi mente entonces divaga la idea de reprobar el ramo y todo se vuelve un motin de consecuencias dadas por tal hecho, cosas que por supuesto a esta altura, al tercer año me niego a tener que soportar, conocer un nuevo curso y convivir precisamente con el sujeto de mis odios y deseos más intesos, no me digo, dejando una lagrima resbalar en el subconciente de la emotividad.
_El sujeto de mis odios y sensaciones controvertidas así aparece en el recuerdo del día, por mi mente confluyen las palabras, el o los besos, mi mano atada a la suya, todo ello no tiene relevancia, el hecho de traer a la memoria esas verdades también me hace entender que él es mi humillación. Me cruzo a veces con su persona, en las escaleras, en los pasillos, en el patio, los sitiales son pocos en este mundo que me toco vivir, no puedo verle, el asco, la rabia todo envuelve las sensaciones, tanto querer para odiarle, y al final la única manera de tratarnos tiende a ser con un ron entre nuestro dedos, rió, lo extraño es que aun así se que nadie nunca me había hecho sentir lo vertiginoso de la pasión, nunca así, nunca con el hablar, nunca el mirar, nunca con el sólo hecho de pertenecer a mi espacio, tal vez mi única salvación pase por que el vicio que proboca su persona deje de existir...
_Pienso en la gitana del verano, en su maldición, ¿Acaso de sus palabras realmente se gesto mi maldición?